septiembre 01, 2017

EL PROFESORADO Y LA DEMOCRACIA UNIVERSITARIA


NOTA:
El siguiente texto corresponde a la introducción del documento titulado “El profesorado y la democracia universitaria”, el cual ha sido elaborado por un grupo de profesores activos y retirados, así como algunos egresados de la Universidad del Tolima, quienes a través de un juicioso ejercicio argumentativo, plasman sus ideas acerca de cómo debe ser concebido el concepto “Democracia” en el contexto de una comunidad académica, como es el caso de las Instituciones Públicas de Educación Superior.
Por la importancia de estas reflexiones, en el momento que vive la Universidad del Tolima, publico esta introducción como una provocación a la lectura completa del documento que se encuentra en la red y dejo un link para su fácil ubicación.
Introducción
Durante un prolongado periodo la Universidad del Tolima ha tenido una orientación en su dirección que produce condiciones de calidad y eficiencia académicas y administrativas claramente inferiores a sus posibilidades. El nocivo estilo de gobierno institucional que imperó, y el despilfarro de los escasos recursos, llegaron en años recientes a extremos que produjeron una aguda crisis financiera. De esa final situación es inevitable responsabilizar en primer término al rector de turno y al equipo directivo que lo acompañó en su administración. Por otra parte, no puede exonerarse de culpa a los gobiernos nacional y departamental cuyos representantes en el CSU actuaron en forma negligente y connivente respecto del errado manejo que se dio a la institución.
Sin embargo, hay que insistir en que el rumbo equivocado se fue consolidando desde largo tiempo atrás, con el asentimiento –activo o pasivo– de la mayoría o gran parte de los universitarios, y tampoco puede olvidarse que el rector obtuvo la más alta favorabilidad del profesorado en las consultas que se hicieron en desarrollo de los trámites conducentes a su designación y a su reelección. Y debe resaltarse, además, que durante el largo periodo que ejerció el cargo, un importante sector del cuerpo docente le brindó respaldo a su estilo de gestión, no obstante que ASPU y otros profesores, temprana y repetidamente formularon críticas y alertaron sobre los riesgos de los yerros y las desviaciones en que irresponsablemente se estaba incurriendo; al respecto es necesario seguir haciendo una serena pero aguda y profunda reflexión autocrítica.
Adicionalmente, hay que anotar, que la negativa situación comentada es propiciada por un estado de cosas al que en formas y grados variables han estado expuestas las IES públicas, el cual ha tenido máxima incidencia en la Universidad del Tolima.
El presente texto es un ensayo informal, que centra su atención en las condiciones que predisponen a situaciones como las que ha padecido la Universidad del Tolima y explora ideas acerca de la forma en que el profesorado podría contribuir, en el ejercicio de una democracia deliberativa, para impedir que se produzcan esos extravíos en la marcha institucional. En su mayor parte este escrito consiste en una colección hilvanada de citas pertinentes de publicaciones de estudiosos de los temas tratados. Aunque algunos de esos autores tienen gran renombre en el mundo académico, sus posiciones se proponen para la discusión, pues son susceptibles de controversia y de cuestionamientos desde puntos de vista alternativos.
“La discusión en la academia, por lo menos la discusión que trasciende, que hace historia en la academia, es casi siempre una discusión por escrito” (Mockus, 1987a, p.63). Esta idea2 y la intención de hacer un aporte preliminar al desarrollo de un análisis crítico y una discusión razonada al respecto, han animado este ejercicio de escritura. Aunque los textos consultados son relativamente numerosos, es pertinente destacar tres: el primero es una publicación de la Universidad Nacional, resultado de un estudio sobre gobierno y gobernabilidad en las universidades públicas, realizado por el profesor Víctor Manuel Gómez; este trabajo tiene la importante característica de haber sido realizado por un profesor de la más importante universidad pública de Colombia, por lo que sus agudas anotaciones tienen un plausible sentido autocrítico. El segundo se titula “Ética aplicada y democracia radical”, escrito por la conocida filósofa española Adela Cortina, profesora de ética y filosofía política de la Universidad de Valencia, y autora de una larga lista de publicaciones. El tercero es un interesante artículo (transcripción de una conferencia) de Antanas Mockus sobre la misión de la universidad.

Continuar leyendo el documento acá.

agosto 28, 2017

De la irrealidad de la rutina

Por: Carlos Arturo Gamboa Bobadilla
Docente IDEAD-UT
Publicado en el suplemento Facetas de El nuevo Día

En el texto que cierra el libro titulado Cuentos de los extremos, se leen los siguientes versos:

Los vidrios, el ladrillo, el cemento, el plástico
se reparten el mundo.   
En la esquina hay escrita una historia. (Pérez, 2017, p. 32)

Se me antoja que en esas tres líneas se resumen el hilo conductor de esta propuesta que nos presenta Ricardo Pérez, un libro de relatos que dan cuenta de un tiempo consumido por la cotidianidad, en donde los personajes, extraídos de la fábrica humana del mundo real, se entrecruzan con la irrealidad. Este mundo no es ajeno a nuestra mirada, es más bien un reflejo a manera de espejo urbano que bifurca los días enmarcados por la soledad o la multitud, qué más da, en ese mundo soledad y multitud parecen ser sinónimos.
Terry Eagleton, en su laborioso libro Cómo leer literatura, hablando específicamente de los personajes literarios, nos recuerda que “Lo artístico, por consiguiente, está muy cerca de lo ético. Ojalá pudiéramos percibir el mundo desde el punto de vista de otra persona, porque de ese modo comprenderíamos mejor cómo y por qué actúa como lo hace” (2016, p. 90); es decir, que el escritor lo que busca delineando personajes, es tratar de ubicar una mirada distinta para los problemas reales que agobian su tiempo. Quizás por eso, se siente una irrealidad cruzando los personajes de Cuentos extremos, como el asesino reflexivo capaz de entender que la justicia y la condición social son amanuenses del crimen y por eso concluye que “(…) en el sur pude matar tranquilamente a todas las que quise, porque sin plata no cuentas igual para la sociedad”. (Pérez, 2017, p. 27); o ese otro futbolista fracasado que termina en la cárcel y que puede entender su destino al margen de la sociedad y exclamar: “En este patio en el que somos los apartados, estamos como en una escuela, acá uno puede elegir perfeccionarse en el crimen o en otras cosas.” (2017, p. 25).
Esas secuencias narrativas que propone el autor, hacen que, como lectores, entremezclemos ficción y realidad; así pasa en el cuento titulado No fumar, en donde un espectador, que está en el cine, sale del teatro pero se siente perseguido por la trama de la película; o en Drink Hollywood, en donde la película que se rueda es, al parecer, la vida misma de la protagonista cuyo guion no es más que el reflejo de su miserable existencia: “En aquél día se sentía especialmente agobiada por la vida de farsa que había llevado desde hacía seis años, cuando había empezado a actuar en películas.” (2017, p. 11)

Así entonces, el tiempo, la irrealidad, lo cotidiano que agobia y se torna inexplicable o simplemente se acepta como parte de la existencia, moldea los relatos y construye los personajes. Todo el libro es, en mi opinión, un guion sobre una mirada al presente que se interconecta, inexplicablemente, con lo fantástico, como debe hacerlo la escritura literaria. Solo que nuestras escenas no se podrán repetir después de que llegue la muerte y grite sin contemplaciones: ¡Corten!